Poesía almada a la amada

Tú, niña de mis ojos. Que te has convertido en un pedazo de mi ser. Que sabes todos los rincones de mi interior.
Que admiras la luz y la oscuridad en su total complicidad y alianza. Que adoras la inteligencia desarrollada con la imaginación.
Que te despiertas pensando en los sueños, y piensas en quien poder contárselos. Que crees que todo significa algo y que, algo que no tiene significado carece de sentido.
Tú... mereces un poema. Uno de esos poemas, que recuerdas aún cuando la vejez no ha acabado contigo. Que recuerdes como un castigo del corazón.
La luna es bella, más aún cuando la rodean las estrellas y se ve esa hermosa aureola de energía formando un circulo a su alrededor.
El Sol es hermoso, nos dan ganas de disfrutar sus rayos calurosos ofreciéndole nuestros cuerpos desnudos, vuelta y vuelta.
La Tierra es espesa, puede estar húmeda o seca. Es el lugar donde nuestros cuerpos se encuentran anclados, compartiendo nuestros conocimientos con lo que tambíen se encuentra anclado a ella.
El agua. Es lo más flexible, puede tomar la forma de un vaso, puede llegar a ser inmensa como la mar y Tiene tanta fuerza que puede destruír lo que le apetezca.
Pues tú, amiga mía.
Eres bella, decorada por dos estrellas que son tus ojos.
Los cuerpos quieren ser ofrendas para recibir tu calor.
Anclándose a ti, para ofrecerte la simbiosis del conocimiento.
Pero ten cuidado, porque si no eres flexible como el agua podrás destrozarme a mí.
Me paro y pienso, cómo una dama querrá ser conquistada? Con flores, con canciones, con cenas a la luz de las velas. Con frases que recuerdas cuando te desvelas. O con la sangre de alguien que ha arriesgado su vida para proteger lo que más aprecia? Con miles de te quieros sinceros. Con abrazos, caricias y besos de esos que te hacen cerrar los ojos y sentir que vuelas por donde quieras? Piénsalo... y ya me dices. Que por tí, lo que sea.
Ahora desea ser, tú, la niña de mis ojos, porque si crees en mi... créeme, lo eres.